Crisis sin precedentes en el periodismo nicaragüense: 61 medios cerrados
El periodismo y la prensa en Nicaragua enfrentan una crisis sin precedentes, con el cierre por motivos políticos de al menos 61 medios de comunicación, incluidos el diario La Prensa y las plataformas Confidencial y 100 % Noticias, alertó este lunes la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED), con sede en Costa Rica.
En su informe ‘Nicaragua: Memoria periodística y lucha por la verdad’, la FLED señaló que al menos 293 trabajadores de medios, en su mayoría comunicadores, han abandonado el país por razones de seguridad o han sido desterrados desde abril de 2018.
La ONG advirtió que existe un patrón sistemático de represión estatal orientado a desmantelar el periodismo independiente, un componente clave de la vida democrática de Nicaragua. Entre abril de 2018 y abril de 2025, se registraron 2.313 violaciones a los derechos civiles y políticos de periodistas y personal de medios, lo que ha llevado a la desaparición del 85 % del ecosistema mediático independiente.
A junio de 2025, los 293 periodistas en el exilio reflejan la necesidad de abandonar el país como única vía de supervivencia frente a amenazas, detenciones arbitrarias y hostigamiento sistemático.
En el mismo periodo, se documentó el cierre forzado de 53 medios de comunicación y 24 espacios informativos, sumando un total de 61 medios clausurados desde 2007, muchos con bienes confiscados por el Estado. El costo económico de esta represión supera los 57 millones de dólares, incluyendo confiscaciones, destrucción de infraestructura y pérdida de empleos.
Además, la FLED destacó que la represión ha sido multidimensional: 27,6 % afectó la libertad de expresión, 17,5 % vulneró el derecho a la vida e integridad personal, y 16,8 % atentó contra la libertad personal mediante detenciones y secuestros.
El impacto social es profundo: autocensura, monopolio estatal de la información y desaparición del debate público han limitado gravemente el derecho de los ciudadanos a estar informados, afectando el tejido democrático del país. La persecución trasciende fronteras, con hostigamiento y descalificación de periodistas que informan desde el exilio.
