Intel agrava crisis de confianza en Costa Rica: llaman a replantear políticas económicas

El cierre de la planta de manufactura de microprocesadores de Intel en Costa Rica ha encendido las alarmas en el sector empresarial, que lleva años exigiendo a los gobiernos mejorar la competitividad del país para evitar la pérdida de empresas y atraer nuevas inversiones.
La Asociación de Empresas de Zonas Francas de Costa Rica (Azofras) lamentó la decisión de Intel de clausurar su planta de ensamble, sumándose al reciente cierre anunciado por la empresa Qorvo, que también trasladará operaciones a Asia.
«Este hecho es una señal de alerta sobre los serios desafíos que enfrenta la competitividad costarricense, poniendo en riesgo las inversiones, la generación de empleo de calidad y el crecimiento económico», advirtió Azofras.
La Asociación hizo un llamado urgente a las autoridades para que reconozcan que no se trata de un caso aislado, sino de un efecto acumulado de varios factores negativos que afectan el clima de inversión, como la falta de jornadas laborales excepcionales, la inestabilidad del tipo de cambio del dólar, los elevados costos de energía, las cargas sociales, y deficiencias en infraestructura logística y digital, además de la urgente necesidad de desarrollar más talento humano.
«Costa Rica no puede seguir ignorando lo evidente ni esperar pasivamente a que más empresas decidan marcharse», afirmó Ronald Lachner, presidente de Azofras.
Sergio Capón, presidente de la Cámara de Industrias de Costa Rica, calificó el anuncio de Intel como un golpe profundo para el sector de manufactura avanzada, y adelantó que sostendrá reuniones con la empresa para comprender los motivos detrás de la decisión.
Con tres décadas de operación en Costa Rica, Intel anunció la reducción paulatina y cierre de su planta de Ensamble y Prueba, consolidando sus operaciones en Malasia y Vietnam durante los próximos meses. Esta planta era clave para la producción de tecnologías como Intel 3, Intel 7 e Intel 18A, exportadas a más de 100 clientes en 44 países.
A pesar del cierre, Intel mantiene en Costa Rica sus centros de investigación, desarrollo e ingeniería, donde laboran cerca de 2.000 personas, y mantiene operaciones en finanzas, recursos humanos, mercadeo y cadena de suministros a nivel global.
Este movimiento forma parte de una reestructuración global de Intel que también contempla recortes de personal, pero para Costa Rica representa un duro revés en su objetivo de consolidarse como un hub tecnológico y de manufactura avanzada.